martes, 18 de mayo de 2010

DIFICULTADES EN LAS RELACIONES SEXUALES


Dificultades sexuales

La sexualidad, siempre relegada al oscurantismo y por tanto aletargada, resulta estar presente como hecho evidente y constitutivo de nuestra personalidad.
Este silenciar con el que se censura al hecho sexual humano, y digo “hecho” porque es una evidencia que somos seres sexuados, es campo de cultivo de tabúes, prejuicios, miedos, mitos y sobre todo desinformación, que no hace sino mantener esta situación tan alejada de la realidad
En Avance trabajamos desde la información y la educación en terapia sexológica, seminarios y talleres; con el objetivo de encender luces y mirar para entender la sexualidad como valor cultivable, constitutivo del ser humano, con el objetivo de dejar atrás su visión a tientas como mera función orgánica añadida a la persona.
Se vive una sexualidad, no se tiene, y el modo en como esa sexualidad es vivida se imbrica en nuestro estar en el mundo.
Determinados modos de vivir la sexualidad son los que en momentos más o menos puntuales pueden desarrollar lo que en sexología denominamos dificultades o trastornos de la respuesta sexual. Son estas dificultades en el momento actual y ya desde hace unas décadas vividas con verdadera angustia por la persona. La falta de información en unos casos junto a la importancia que se le concede hoy en día al “dar la talla” en el terreno sexual influyen de manera decisiva en su aparición.
En el hombre

Normalmente estas dificultades son de origen psicosomático, de manera que una vez descartados factores orgánicos que puedan influir en la respuesta sexual, la terapia sexológica se convierte en el tratamiento más efectivo.
Eyaculación precoz

Son muchas y variadas las definiciones que se dan a la eyaculación. Lo que sí está claro y es común en todas elles es que hace referencia a una eyaculación percibida por ambos miembros de la pareja, como precipitada o dada antes de lo deseado.
Algunos autores estiman un tiempo de 30 segundos desde la penetración hasta la eyaculación, otros hablan de un minuto.
Teniendo en cuenta que este tiempo puede ser suficiente para que una mujer, si bien antes ha sido estimulada, llegue al orgasmo, vemos que el tiempo puede ser una variable relativa en función de la pareja. Por ello, para entendernos, que cuando durante la penetración no hay un control para retardar la eyaculación el tiempo suficiente como para satisfacer a la pareja, consideramos que se trata de eyaculación precoz.
Puede ocurrir que pese a la capacidad para controlar la eyaculación, la pareja tarde mucho tiempo o no alcance el orgasmo, estaremos hablando entonces de una alteración orgásmica de la pareja.
Incapacidad eyaculatoria

Se trata de la dificultad o incluso imposibilidad para eyacular durante la penetración. Con frecuencia esta incapacidad para eyacular en la vagina se da ya en la primera experiencia sexual. Muchos hombres, ante la angustia por lograr una eyaculación pueden desarrollar una impotencia secundaria (léase apartado de impotencia).
Impotencia primaria

Imposibilidad de tener y mantener una erección estable como para que se de la penetración. No hay impotencia primaria si al menos se ha mantenido una relación sexual con penetración, ya sea esta homosexual o heterosexual.
Impotencia secundaria

El hombre con impotencia secundaria se ve imposibilitado para tener o mantener una erección durante la penetración, pero a diferencia de la impotencia primaria, al menos una vez ha mantenido una relación sexual con penetración vaginal o anal.
Se han encontrado antecedentes como la eyaculación precoz o el consumo habitual de alcohol.
En la mujer

Deseo sexual inhibido

Se caracteriza por la falta de apetencia sexual, manifestándose en un descenso o nada de lubricación, tensión a la hora de mantener la relación sexual, ausencia de fantasías eróticas, etc…
Dispaurenia

Se trata de dolor durante la penetración. La causa puede ser fisiológica o psicológica. Muchas veces tras un examen médico de los genitales no se encuentra un motivo aparente, sin embargo son bastantes los agentes que pueden influir:
La falta de lubricación, debido a la ansiedad, ya se deba esta a la actitud de la mujer hacia la sexualidad, algún miedo, la inseguridad con la pareja o simplemente la edad, hacen que el coito sea doloroso.
Infección vaginal: la vagina goza de un PH ácido que la protege de cualquier posible agente infeccioso. No obstante no es difícil que se de en alguna ocasión una alteración de dicho PH. Una de las causas de infección es que durante la menstruación, la misma hemorragia, sobre todo cuando se utiliza tampón, altere la acidez de la vagina.
Otras fuentes de infección vaginal suelen darse al realizar una penetración vaginal después de que se haya dado una penetración anal. Las bacterias del colon o el recto infectarán la vagina.
Se dan también infecciones por protozoos (tricomonal) y por hongos (monilial). Las primeras se caracterizan por la secreción de un flujo de tono cremoso o sanguinolento, dolor y sensación de quemazón.
Las infecciones monilianas provocan hinchazón y lagrimeo de los tejidos blandos, además de sensación de quemazón y picor intensos.
Un correcto tratamiento de la infección permite mantener relaciones sexuales con penetración sin sensación de dolor.
Reacción alérgica al látex o sustancias químicas anticonceptivas (esper micidas): cuando existe irritación y quemazón durante la penetración, y se ha descartado una infección, muy probablemente nos encontremos ante una reacción de tipo alérgico.
Vaginismo

Esta dificultad consiste en la contracción o espasmo del primer tercio de la vagina en el momento en que va ha haber una penetración. Esta contracción espástica puede ser tan intensa que imposibilite totalmente la penetración.
Anorgasmia

Dificultad para alcanzar el orgasmo. Si hasta hace apenas unas décadas la mujer tenía prohibido desear y por lo tanto sentir placer durante la relación sexual, parece que en las dos últimas décadas una mujer realizada es una mujer sexualmente activa, lo que se mide por su capacidad de llegar al orgasmo y el número de ellos alcanzados. Esta variable de presión junto a la realidad aún en muchas ocasiones de una actitud negativa hacia la sexualidad, ya sea por factores de educación, de religión o personales, influye de manera determinante: la ansiedad por alcanzar el orgasmo impide la suficiente relajación como para que se derive de la respuesta sexual.
El proceso terapéutico

Si tenemos en cuenta que la relación está constituida por ambos miembros de la pareja, entendemos que ante la manifestación de alguna de las sintomatologías antes descrita, la repercusión será siempre para partes. Por esto no se concibe como una problemática individual sino de la pareja, de ahí que se siempre se recomiende que a la terapia asistan los dos miembros de la pareja.
En caso de no tener una relación estable o ante la imposibilidad de que uno de los miembros asista al tratamiento, se desarrollará con normalidad, sin obviar eso sí, la existencia del otro en las relaciones sexuales, de manera que siempre se tendrá en cuenta el punto de vista del otro aunque no esté presente.

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